Barcelona sigue manteniendo algunos secretos reservados solo para los más intrépidos viajeros. Algunos de ellos se encuentran en pleno centro de Barcelona y otros en rincones poco explorados. Sea cual sea su ubicación, te recomendamos moverte con tu Hola Barcelona Travel Card. ¿Te atreves a descubrirlos?
Barcelona es uno de los destinos mundiales más visitados. Antes de la pandemia, cada año recibía unos 12 millones de turistas y hay infinitas guías que hablan sobre sus rincones más encantadores. Te presentamos los más secretos:
1. Estaciones fantasma
Barcelona cuenta con una extensa oferta de transporte público que se ha ido construyendo a lo largo de varias décadas.
Gracias a esta historia, no es de extrañar que circulen por Internet unas cuantas leyendas sobre las denominadas estaciones fantasma de Barcelona, refiriéndose a aquellas que han desaparecido o dejado de funcionar. Un ejemplo puede ser el caso de la estación de Correus, activa de 1934 hasta 1972 y cuyo rótulo es todavía visible entre las estaciones de metro de Jaume I y la Barceloneta.
Aunque, en realidad, la única y verdadera estación fantasma de la ciudad es la que se denomina Gaudí, que a pesar de que se construyó en su totalidad nunca llegó a transportar pasajeros. El destino de esta estación situada debajo de la avenida Gaudí entre las calles de Rosselló y Provença se vio alterado por cambios finales en la planificación de la línea 2 en los años 60.
2. Refugios antiaéreos
Los bombardeos de la guerra civil española obligaron a la ciudad condal a realizar refugios antiaéreos en el subsuelo para asegurar la supervivencia de la ciudadanía. A la mayoría de ellos se podía acceder a través de túneles a pie de calle. Aun así, había algunos edificios privilegiados que podían acceder directamente desde el mismo bloque, como es el caso de La Pedrera.
Unos de los búnkeres más conocidos son el de la plaça del Diamant o el llamado refugio 307 en la calle Nou de la Rambla, de 250 metros y 400 metros de longitud respectivamente, donde todavía pueden distinguirse estancias como lavabos o una enfermería.
3. Nueva York en Barcelona
La biblioteca Arús de Barcelona forma parte de la historia de la ciudad gracias a sus 125 años de historia y más de 80.000 volúmenes. Actualmente es un centro de investigación especializado en movimientos sociales contemporáneos, con una bibliografía especial sobre movimiento obrero, anarquismo y masonería.
Aun así, el misterio que esconde poco tiene que ver con sus libros. En la entrada se ubica el símbolo más famoso de Nueva York: la estatua de la Libertad. Aunque claro está que esta pieza original del siglo XIX es de dimensiones más diminutas y esculpida en bronce por el escultor barcelonés Manel Fuxà.
4. Restos de la Guerra Civil en la Plaça Sant Felip Neri
La cautivadora y tranquila plaza de Sant Felip Neri en el barrio gótico está también marcada por los estragos de la Guerra Civil. La fachada de la iglesia homónima está agujereada tras el impacto de la metralla de un bombardeo del bando franquista de 1938 en plena toma de Barcelona y que causó la muerte de 42 personas.
Después de los acontecimientos, se decidió no restaurar la fachada para preservar la memoria histórica de la guerra y sus víctimas.
5. Fútbol en la basílica
La basílica de Santa Maria del Mar es una obra de arquitectura imprescindible que ha inspirado a grandes nombres de la literatura como Ildefonso Falcones, con La catedral del mar o Carlos Ruiz Zafón con El juego del ángel.
Lo que quizás pasa desapercibido para muchos es que en una de sus coloridas vidrieras se encuentra camuflado el escudo del Barça. Esto se debe a que la directiva culé financió gran parte de la restauración de las vidrieras tras el incendio que sufrió la basílica en el inicio de la guerra civil.
6. Restaurante exclusivo en una tienda de souvenirs
En los alrededores de La Pedrera hay una emblemática tienda de souvenirs llena de colorido y folclore español. Lo curioso de esta aparente tienda es que detrás de su fachada se encuentra uno de los restaurantes asiáticos más exclusivos de Barcelona: el Chi-Tón.
Una visita imprescindible para los amantes de la gastronomía y de los rincones escondidos.
7. Arte a pie de calle
Andar por las calles de Barcelona es siempre una buena experiencia, pero si a los paseos les sumas encontrarte con exquisitas obras de arte urbano, ya se convierte en algo único.
Algunas de estas piezas más fotografiadas son El món neix en cada besada (2014), de Joan Fontcuberta, situada a escasos metros de la catedral, el Mural G-333 (1998) de Eduardo Chillida o Todos juntos podemos parar el sida (1989) de Keith Haring, ambos en la Plaça dels Àngels.
8. Una fuente que inspira
Barcelona es, sin lugar a dudas, una ciudad que ha inspirado a centenares de artistas. Ahora es el turno de hablar de la Font del Gat, esculpida por Antoni Homs y situada en los jardines de Laribal, en la montaña de Montjuïc.
Lo interesante es que estos jardines eran un popular lugar de encuentro campestre a principios del siglo XX. A partir de ahí, el músico Joan Amich compuso la canción popular Baixant de la font del gat en 1922 lo que propulsó la fama de la fuente hasta que se convirtió en un símbolo del folclore de la ciudad.
Además de este pedazo de historia popular, los jardines de Laribal son de los más bellos y emblemáticos y llegar hasta ellos puede ser una experiencia todavía más inolvidable gracias a las vistas panorámicas que ofrece el Teleférico de Montjuïc.
9. La patrona desconocida de Barcelona
Siguiendo con los encantos de la montaña de Montjuïc se encuentra una pequeña capilla que data de 1402 dentro del recinto del Palauet Albéniz. La capilla esconde en realidad la historia de la patrona olvidada de Barcelona: santa Madrona, a la que debe su nombre.
Cuenta la historia que Santa Madrona fue una cristiana originaria de Barcelona que murió martirizada en Tesalónica. Un tiempo después, unos mercaderes que trasladaban sus reliquias hasta Marsella tuvieron que refugiarse en el puerto de Barcelona por una fuerte tormenta y cada vez que intentaban zarpar de nuevo hasta su destino volvían a toparse con la lluvia. Los mercaderes lo interpretaron como el deseo de la santa de quedarse en su ciudad natal y fue entonces en 1563 cuando se la declaró patrona de Barcelona.
10. Casa Vicens, una joya de Gaudí alejada del bullicio
El barrio de Gracia cuenta con una inesperada joya de Antoni Gaudí entre sus encantadoras calles.
En la calle Carolinas, 24 se yergue la Casa Vicens, un edificio que pertenece a la etapa orientalista del arquitecto marcada por fuertes influencias asiáticas, pero también islámicas e hispánicas. Lo curioso de este espacio es que tiende a pasar desapercibido por muchos de los visitantes de la ciudad, así que es una gran oportunidad para admirar una de las primeras obras del famoso arquitecto catalán con absoluta tranquilidad.